Se proponen unas piezas de acero diseñadas con una serie de pliegues que al situarlas de manera diagonal y en posiciones estudiadas, gracias al juego de la perspectiva, crean una sensación de muralla continua para los coches en referencia a las troneras que hubiera habido antaño en este lugar, pero sin obstaculizar al peatón y su paso transversal por la calle.

Como variable de la pieza y con el fin de integrar la vegetación en la trama urbana, se plantea la unión de dos piezas que forme una jardinera para así dar un punto de calidez a la intervención.

Con esta medida, los vehículos no podrán estacionar en la acera quitando así espacio al peatón, algo que no se había conseguido con intervenciones anteriores con bolardos metálicos.